Muy poca gente entiende y entenderá el trabajo del artista, la pasión, ilusión y entrega que le mueve a ser lo que es. A veces, él mismo no puede evitar sentir dudas y pensar si tantos problemas y penurias merecen la pena. Pero entonces, el artista sale a un escenario y el público le premia con su aplauso, y alguien se acerca para expresarle que le ha hecho feliz durante ese rato o recibe el tierno abrazo de un niño al que quizá le haya sembrado la semillita de un día querer hacer lo mismo que él. Y entonces, el artista comprende que el viaje merece la pena, porque no hay nada más maravilloso que ese instante único y eterno que vive bajo los focos. Esa es la dualidad del artista, rozar la gloria en el escenario y despertar fuera de él la intransigencia de muchas personas que no le comprenden o le desvaloran. He ahí su lucha, una lucha que está lejos de cesar... (Juan Martín)
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