Como buenos bichitos, siempre que llega el buen tiempo, nos gusta salir a la calle. Nos buscamos nuestros rincones para ensayar, y a veces, suceden cosas preciosas que nos muestran la magia que habita en lo cotidiano. Hoy os traemos dos ejemplos de ello. La foto de arriba pertenece a un ensayo de "Erase una vez" en un parque, en el que espontáneamente se fueron congregando un grupo de niños que disfrutaron y participaron de nuestra obra. ¿Qué tendrá "Erase una vez para gustar tanto? Abajo podéis ver una nota que nos escribió un señor muy amable, un día que presenció también por casualidad, otro de nuestros ensayos. El hombre nos regaló unos versos y nos deseó un futuro lleno de éxitos. ¿Quién dice que la vida no es maravillosa?
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